El mundo
espiritual de luz obediente a los designios del Señor, acudió en ayuda de su
hermana humanidad, con una serie de explicaciones y ampliaciones a la palabra
del Divino Maestro, para facilitar la comprensión que de ella hiciese la
humanidad.
Estos seres espirituales de luz, que salvo
contadas excepciones, expresamente se negaron a identificarse por sus nombres,
para evitarnos el construir sobre ellos nuevas idolatrías, durante todo el
tiempo que duró su manifestación entre la humanidad, se mostraron como hermanos
y consiervos nuestros, brindándonos ejemplo de verdadera humildad y sacrificio
al “descender” en ocasiones hasta los niveles materialistas de los hombres, aún
a costa de su propia espiritualidad, en su anhelo de transmitirnos la sabiduría
necesaria para nuestro propio despertar espiritual.
Estos “seres guardianes” y protectores de la
humanidad, los cuales no se distinguían a si mismos como mayores o menores, en
que cada uno era capaz de “hablar” en representación de todos, dieron cátedra
de unidad en el amor de los unos por los otros a la humanidad, cátedra que ha
quedado plasmada.
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